Palabras tóxicas que te convierten en una persona tóxica

Las palabras que utilizamos al hablar tienen mucho que ver con nuestras creencias y la forma en la que configuramos nuestros pensamientos. Tanto es así, que las palabras tienen la capacidad de crear nuestra realidad. Por eso es realmente importante pensar en lo que decimos, y no solo lo que decimos a los demás, también lo que nos decimos a nosotros mismos una y otra vez. ¿Te has parado a pensar alguna vez que puedes ser una persona tóxica? ¿Lo que dices te hace sentirte mejor contigo mismo y con los demás? Analicemos qué palabras tóxicas utilizamos en nuestro día a día.

Las palabras tienen un poder sobre las personas mayor del que pensamos, de hecho, como nos hizo ver George Orwell en su obra “1984”, existe un increíble poder del lenguaje para darle forma a nuestra realidad. En verdad, la neolengua había de ser “un lenguaje articulado que brotara de la laringe sin implicar en lo más mínimo a los centros del cerebro”. En otro capítulo afirma: “cada año va a haber menos palabras, de esta manera el radio de acción de la conciencia va a ser poco a poco más pequeño”.

Cada vez más corrientes psicológicas o cercanas a esta disciplina estudian el poder que tienen las palabras para configurar la realidad. Entre ellas, la Programación Neurolingüística, que refleja la importancia que tienen las palabras, lo que nos decimos a nosotros mismos y lo que decimos a los demás, y cómo estás pueden llegar a convertirse en nuestra verdad más absoluta.

Tanto es así, que las palabras que utilizamos pueden llegar a convertirnos en una persona tóxica, con una gran carga negativa hacia los demás. Tal y como afirma la psicóloga Nuria Luján Treviño: “la manera como utilizamos el lenguaje afecta a los demás, porque podemos hundir a alguien o provocarle un cambio en las actitudes según lo que le decimos”.

Palabras tóxicas

Hay palabras que tienen carga negativa y otras que la tienen positiva, tanto en nuestro discurso interno como en lo que le decimos a los demás. Estás palabras afectarán, no solo a la manera en la que nos ven los demás, sino también a la manera en la que nos vemos a nosotros mismos, por eso es bueno adquirir consciencia de ello y descubrir cuáles son nuestras palabras limitantes, es decir, aquellas que impiden que crezcamos a nivel personal. Os ofrezco a continuación un listado. No están todas, pero servirán de ejemplo para hacernos una idea del tipo de palabras a las que nos referimos:

1. No puedo

La palabra “no puedo” es en sí misma limitante, implica que no hay posibilidad de hacer algo, de pasar a la acción. Aunque habrá veces, las menos, en las que sea cierto que no puedes hacer algo, la realidad es que implica una barrera entre uno mismo y la posibilidad de cumplir nuestras metas. Es una palabra muy relacionada con el auto-sabotaje.

2. Necesito

La palabra “necesito” implica cierta dependencia. Es especialmente reveladora cuando la utilizamos en relaciones afectivas ya que implica un apego absurdo hacia alguien y en consecuencia, baja autoestima. Nadie necesita a nadie para ser feliz.

3. Debo y no debo

Las palabras “debo” o “no debo”, implican una aceptación de lo que se espera de ti, socialmente, laboralmente, afectivamente o en el ámbito que sea. Sin embargo lo importante no es lo que debemos o no debemos hacer, sino lo que queremos. Cambia el “debo” por el “quiero” y pronto notarás la diferencia de lo que supone estar en sintonía con uno mismo.

4. Imposible, nunca, jamás

Las palabras con tanta rotundidad, “siempre”, “nunca”, “jamás”, “imposible”… no dan lugar a cambiar nada, a movernos hacia el lugar que queremos. Tienen un peso que nos incapacita por completo, son categóricas y, lo peor de todo, suelen no ser ciertas.

5. Culpa

La culpa funciona en doble sentido, cuando echamos la culpa a los demás estamos evitando asumir nuestra parte, cuando nos culpabilizamos nosotros, nos estamos impidiendo avanzar. Es importante cambiar la palabra “culpa” por la palabra “responsabilidad”.

Cambiar nuestro lenguaje no es fácil, pero os animo a tomar consciencia de ello y a plantearos día a día si vuestro discurso está siendo tóxico y os está convirtiendo de esa manera en una persona tóxica. Si es así, ¿os gustaría cambiarlo?