Las mujeres somos fuertes. Nuestra historia demuestra que somos capaces, no solo de adaptarnos a los cambios de la sociedad sino también de producirlos. Durante siglos hemos trabajo por una verdadera situación de igualdad de género, luchando por lo más evidente, como la libertad de expresión, el derecho al voto o la libertad sexual hasta por cuestiones más sutiles como la igualdad en el mercado laboral, la igualdad de trato a nivel cultural o el cuestionamiento de los estereotipos. Pero hoy en día, en nuestra sociedad occidental… ¿A qué nos enfrentamos las mujeres?
Que una mujer, por el simple hecho de ser mujer, debe abordar de forma diferente y en muchos casos descompensada en su contra cualquier cuestión de su vida, es una prueba clara de la existencia de la desigualdad de género. Lo queramos o no, el género está presente en todos los ámbitos de nuestro día a día, afectando a nuestra vida personal, social, familiar, laboral… Podemos partir de la clara evidencia de que hombres y mujeres no somos iguales, cuestiones biológicas lo confirman; ahora bien, cuando alguien es discriminado solo por su género, estamos potenciando una injusticia de base. Antes que hombres o mujeres, somos seres humanos, y tenemos el derecho de vivir en igualdad de condiciones.
Cuando pensamos desde una perspectiva feminista o una perspectiva de género, podemos creer que, en lo que se refiere al mundo occidental en el que vivimos, se han cumplido la mayoría de hitos para llegar a una verdadera igualdad y que ya poco nos queda por hacer. Sí, es cierto que hace años tenemos derecho a voto, derecho a decidir sobre nuestro cuerpo, derecho decidir libremente qué hacer con nuestras vidas… Sin embargo, la realidad es que el camino hacia una verdadera igualdad de género aún no ha terminado: ¿A qué nos enfrentamos las mujeres de ahora?
1. Presión social
Es un hecho que las mujeres soportan una mayor presión social que los hombres. De una mujer se espera que sea buena madre, buena trabajadora, que tenga un buen cuerpo, que escuche, que sea competitiva, que sepa cuidar de los demás… Las mujeres aún cargamos con el peso del hogar y del cuidado de otros, respondemos sobre el entorno o la vida privada al mismo tiempo que luchamos por conseguir el reconocimiento en la vida pública y en el mercado laboral.
Esto provoca un peligroso cóctel, no solo sobre lo que la sociedad espera de nosotras, sino sobre lo que nosotras, erróneamente, nos auto-exigimos.
2. Estereotipos
Entendemos por estereotipos de género aquellas ideas o creencias arraigadas en la sociedad y relacionadas con cuál debería ser el rol de los hombres y las mujeres, que sin embargo no tienen ningún tipo de justificación científica.
Seguro que si hacemos una breve reflexión encontraremos varios estereotipos que podemos desmontar, por poner algunos ejemplos: “una buena mujer debe cuidar de sus hijos cueste lo que cueste”, “mira esa mujer cómo sale a la calle pidiendo guerra”, “las niñas son más buenas que los niños”…
La realidad es que los estereotipos de género están presentes desde que nacemos y son difíciles de detectar porque muchas veces los damos por válidos de forma inconsciente.
3. Desigualdad en el mercado laboral
Sobre el tema de desigualdad laboral ya he hablado en otras ocasiones largo y tendido, y es que esto da para mucho… Lo cierto es que los datos actualmente y por desgracia siguen confirmando que hombres y mujeres no nos encontramos ante una verdadera situación de igualdad de oportunidades. Existen diferencias salariales, los hombres siguen ocupando en su mayoría puestos de mayor responsabilidad y reconocimiento o siguen siendo las mujeres quienes en su mayoría sacrifican su carrera profesional para dedicarse al hogar y el cuidado de los otros. Y estos son solo los indicadores más claro de desigualdad en el mercado laboral.
4. Conciliación familiar
No, la verdadera conciliación familiar no existe. Es por eso que una de las preocupaciones más comunes de la mujer es cómo mantener el equilibrio entre la vida personal y laboral.
En primer lugar, muchas mujeres se ven obligadas a interrumpir su carrera profesional por el hecho de ser madres. En segundo, la realidad es que la carga familiar sigue siendo aún cosa de mujeres.
5. Acoso sexual
¿Quién no ha escuchado hablar del conocido #MeToo? Desde que el movimiento surgiera en el año 2017 ya se han sumado más de 500.000 personas para denunciar y visibilizar el acoso sexual y los casos de agresión sufridos por las mujeres. Por desgracia, este tema está más presente que nunca.
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