Señales que te dicen que estás cansado de tu trabajo

¿Te motiva tu trabajo? ¿Te gusta lo que haces? ¿Te gustaría cambiar, dar un giro a tu vida profesional? Contestar a estas preguntas a veces no es tan sencillo. En definitiva… ¿cómo puedes saber si estás cansado de tu trabajo? Existen algunas señales que deberían ponerte en alerta y hacerte plantearte si estás donde debes estar en lo que al ámbito laboral se refiere.

Si pensáramos en las horas que a lo largo de nuestra vida pasamos trabajando, posiblemente nos echaríamos las manos a la cabeza. De hecho, aunque varía según cada caso, el tiempo promedio que un ser humano dedica en su vida a trabajar es de 8 ó 9 años, lo que viene a suponer cerca de la décima parte de la vida. De modo que trabajar en algo que nos guste no es asunto baladí, estamos invirtiendo en ello una cantidad nada desdeñable de tiempo de nuestra existencia.

Dicho esto, debemos saber que el trabajo tiene sus ciclos, no es lo mismo pasar por una etapa de desmotivación o aburrimiento que permanecer en ella durante mucho tiempo. En cierto modo, los trabajos son similares a las relaciones de amor: al principio nos sentimos ilusionados y damos lo mejor de nosotros, vivimos como en una nube, invertimos tanto tiempo y energía como podemos, pero, poco a poco, el día a día se tornando rutinario y lo que antes veíamos como algo entusiasmante, poco a poco se llena de defectos e incluso de algo de tedio. Así hasta que un día, sin más, nos desenamoramos. ¿Puede un amor ser para toda la vida? ¿Puede serlo un trabajo?

Claro que sí, no seré yo quien acabe con el romanticismo que lleva años en nuestra cultura, aunque, sinceramente, estar por estar dudo que merezca la pena. En estos casos, el “virgencita que me quede como estoy” no tiene mucho sentido, sobre todo, si lo que estamos haciendo es caer en el auto-engaño para convencernos de que lo que tenemos es lo mejor a lo que podemos aspirar. ¿Quién dice que tenga que ser así?

¿Cómo puedes saber que es el momento de cambiar de trabajo?

Lo primero de todo, paciencia y escucha, ninguna decisión tomada por impulso y sin pararse a pensar en lo que sientes será una buena decisión. En los momentos importantes de la vida es necesario escucharse a uno mismo con tranquilidad y sobre todo, entender cómo te sientes, no solo lo que te dice la lógica.

Seguramente tengas mil argumentos para no dejar tu trabajo: tengo un contrato fijo, tengo un buen sueldo, es cómodo, me permite tener tiempo libre, conozco a la perfección mis funciones y puedo hacerlas… Pero no olvides que todo esto es lo que te dice la razón, y en estos casos, lo mejor es escuchar al corazón (perdón por la cursilería, pero te hará entender).

Estas pero no estás

Poco a poco en tu día a día en el trabajo te vas haciendo invisible. No te interesa hablar ni hacerte ver, prefieres actuar desde la sombra, cubrir el expediente, no tener que dar muchas explicaciones y hacer lo mínimo posible para no ser despedido. Es lo que muchos llaman “estar en la zona de confort”, la realidad es que esta actitud poco a poco merma tu motivación y, por supuesto, también la forma en la que los demás te perciben.

Equilibrio roto

Volvemos a las relaciones, ¿te imaginas vivir con la sensación permanente de que das más de lo que recibes? Pues en el trabajo sucede exactamente lo mismo, cuando sientes que estás haciendo un sobreesfuerzo que no tiene nunca compensación es posible que necesites un cambio, no necesariamente tiene que ser cambiar de trabajo, pero si no lo solucionas, el conflicto puede acabar ahí.

Todo es malo

Tu papel es el de bloqueador: ninguna propuesta es buena, sea tuya (que dado el caso, lo dudo) o sea de tus compañeros. Echas para atrás todas las iniciativas, incluso algunas que pueden ser buenas para ti o para tu empresa. Quizás hayas perdido la capacidad crítica y la objetividad.

Cómo vas y cómo vienes

Puede parecer poco relevante, pero el ánimo con el que entramos y salimos del trabajo dice mucho de cómo nos sentimos en él. Si por las mañanas te levantas sistemáticamente sin ganas, tus pensamientos son negativos, sientes estrés o ansiedad, quizás tu cuerpo te está dando señales de que no estás en el lugar adecuado. Del mismo modo, si al salir del trabajo sientes que no tienes fuerzas para nada y que lo único que quieres hacer es ir a casa y “apagar tu cerebro” puede ser una señal de un agotamiento claro.

Recuerda que todo esto son señales, es importante analizar si son duraderas en el tiempo o solo algo pasajero. Mi consejo: no te precipites, sé sincero contigo mismo y no tengas miedo de tomar la decisión de irte si es necesario.

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