La digitalización de las empresas es un hecho. Todo negocio que quiera ser competitivo en el mercado debe incorporar las nuevas tecnologías. Este hecho supone una transformación del mercado laboral: aparecen nuevos perfiles y valoran ciertas cualidades. ¿Qué papel tiene la mujer ante este nuevo paradigma?
Hoy en día, digitalización y empresa son dos conceptos que van de la mano. De acuerdo con el informe Minsait sobre Madurez Digital, elaborado por Indra junto la Universidad Carlos III, «Desde 2015, la digitalización ha sido responsable directa de hasta un 30% del crecimiento de la economía española».
¿Cómo afecta la digitalización a la forma de relacionarnos con la empresa? Ante esta situación, el capital humano y el talento deben transformarse, aparecen nuevas formas de comunicarse en equipo, de llevar a cabo proyectos y nuevas aptitudes y roles que antes no existían.
La digitalización supone una verdadera revolución en el campo de los Recursos Humanos, donde se incorporan nuevos criterios de contratación e incentivación del capital humano de la empresa. En toda esta vorágine, la mujer tiene la oportunidad de ocupar su merecido lugar.
Digitalización de la empresa: Una transformación social
Aunque hay quien piensa que la aparición de las nuevas tecnologías en la empresa puede suponer la desaparición de puestos de trabajo, nada más lejos de la realidad, si bien es cierto que supone una clara transformación: gracias a la digitalización, la mujer y la sociedad en general pueden desarrollar su talento y empoderarse tanto social como profesionalmente con más facilidad.
¿Por qué? Porque, gracias a la digitalización, las barreras entre lo público y lo privado, entre la empresa y lo personal, se diluyen con más facilidad. Esto hace que se eliminen barreras que antes parecían insalvables sobre los roles de género. Por ejemplo, hoy en día aparecen nuevas formas de desempeño laboral, como el teletrabajo, y se elimina el “presentismo”, esto hace que el hombre pueda adoptar responsabilidades de que se atribuían al género femenino y viceversa (en teoría…).
En este contexto, es importante que el hombre dé un paso hacia la igualdad y el reparto de tareas equitativo tanto dentro como fuera de la empresa, pero también es importante que la mujer pase de la autoexigencia a aumentar la autoconfianza para ser más visible, así como incorporar más diversidad a los órganos de decisión, empezando por los procesos de selección.
¿Cuáles son las cualidades más valoradas?
Sea por cuestiones culturales o por cuestiones innatas (esta no es nuestra guerra), existen ciertas cualidades y aptitudes que se atribuyen a la mujer y que esta desarrolla con más facilidad. Y no son baladí, sino una oportunidad de cara a una igualdad de género real en el mercado laboral:
1. Capacidad de organización
Organizar el tiempo, establecer prioridades, coordinar y resistir al estrés son habilidades asociadas con frecuencia a la mujer.
2. Multitarea
Que los perfiles femeninos tienen una alta capacidad para realizar varias tareas a la vez no es algo que hayamos escuchado por primera vez.
3. Habilidades comunicativas
Saber comunicarse, trabajar en equipo y crear y convivir en entornos colaborativos y abiertos es un gran valor para la empresa.
4. Compromiso y pertenencia
Un reciente estudio mostraba que, una vez superada la brecha salarial, las mujeres estaban más dispuestas a comprometerse con organizaciones a largo plazo, siempre que se sintiesen identificadas con sus valores y cultura corporativa.
5. Creatividad
Todo lo que no sea susceptible de ser automatizado por una máquina, será lo más valorado, es por eso que las cualidades innatas y exclusivas de los humanos son especialmente apreciadas: Capacidad de resolución de conflictos o inteligencia emocional son algunas de ellas.
De este modo y gracias a la digitalización, el impulso del talento femenino será uno de los pilares básicos en los que se sostenga el éxito de las organizaciones del futuro.
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Pilar Benítez, mujer todoterreno
Traductora jurada y amante del poder de la palabra
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