La edad: ¿un hándicap a la hora de formarnos profesionalmente?

La mayoría de las personas cree que para cursar una carrera universitaria lo más idóneo es hacerlo a una edad temprana, incluso muchos jóvenes piensan que ya es demasiado tarde para empezar. Pero ¿existe realmente una edad específica para formarse profesionalmente? ¿Optan los jóvenes a más salidas profesionales que los mayores? ¿O es al revés?

Cualquier persona, independientemente de su edad, es capaz de seguir aprendiendo, ya que es una capacidad innata en el ser humano. El saber no ocupa lugar, ni entiende de edades, por lo que cualquier etapa o momento en la vida son propicios para emprender una etapa formativa con proyecciones para el futuro profesional.

¿Debemos realmente seguir nuestra vocación sin importar la edad que tengamos?

Es posible que muchas personas hayan renunciado a su vocación por motivos económicos, personales o familiares, pero que esto no se llevase a cabo en el momento que está estipulado como idóneo por la sociedad, no significa que debamos renegar de ese sueño para siempre.

“La educación académica no es un tren que pasa una sola vez en la vida a los 18 años, sino más bien un taxi que se puede tomar en cualquier momento”

Muy pocos adultos poseen el valor de volver a retomar los libros e inclinarse hacia la consecución de una carrera profesional, pero no debemos olvidar que realmente son estas personas las que disponen de tiempo y estabilidad económica suficientes como para embarcarse en esta aventura.

La universidad es un espacio de sabiduría abierto a todo el mundo, donde las diferencias de edad no cuentan. No hay nada mejor que el hecho de que un ser humano se sienta realizado, tras su esfuerzo, dedicación e intento de mejorar y aspire a convertirse en lo que desea.

De acuerdo con el artículo de El País, “Volver a clase a los 45”:

“Los estudiantes mayores de 25 años son un grupo consolidado en las universidades europeas, donde suponen el 12% del total del alumnado, según el Ministerio de Educación. Debido a la crisis, el porcentaje de mayores de 30 se duplicó entre 2002 y 2012. Desde entonces, la proporción se ha mantenido relativamente estable, con un ligero descenso en el último año: de los matriculados en 2014, el 16% pertenecía a este grupo.”

¿Tienen las mismas oportunidades laborales tanto jóvenes como adultos?

Están activas y son reales las posibilidades de situación laboral en personas que superan los 35 años, aunque quizás sean un poco menores que las de los jóvenes, pues a medida que pasa el tiempo, las prioridades para las diferentes empresas varían, al igual que los requisitos, a la hora de contratar un nuevo empleado para una vacante específica.

Hoy en día, muchas corporaciones que encuentran prioritario contratar nuevo personal, se concentran en brindarle oportunidades a jóvenes que dispongan de mayor energía a la hora de desempeñarse en las labores a realizar, aunque tengan menos experiencia. Por otro lado, entidades empresariales en todo el territorio nacional dedican más relevancia a los aspirantes mayores de 35 años, considerando el compromiso y recorrido que estos pueden ofrecer, más fructíferos que la inexperiencia y juventud para para un puesto laboral.

Todas las personas tienen la disposición de trabajar creativamente

En definitiva, no existe una edad promedio para la contratación de personas a nivel laboral. Cuando una empresa busca a alguien para hacerse cargo de un proyecto, lo más normal es que eche mano de una persona con experiencia, pero al mismo tiempo contratará a profesionales recién graduados para que vayan aprendiendo el funcionamiento a largo plazo.

Todo depende de las necesidades de la empresa según el caso y de las necesidades en función de las actividades a realizar. Si bien es cierto que, aunque en muchas profesiones la edad no es un punto relevante, sí lo son otras características, como la innovación, la flexibilidad y la creatividad, tres cualidades que no hay que dejar pasar inadvertidas para triunfar profesionalmente de cara al futuro.

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Pilar Benítez, mujer todoterreno

Traductora jurada y amante del poder de la palabra