Tenía tan solo 65 años, pero el pasado 31 de marzo se nos fue Zaha Hadid, una mujer que nos demostró que no hace falta más que talento y esfuerzo para triunfar en un mundo tradicionalmente de hombres.
¿Quién fue Zaha Hadid?
“Es muy difícil tener ideas; cuando llegan hay que luchar por ellas”. Estas palabras, que fueron pronunciadas por la propia Hadid, son un gran resumen de lo que fue su vida. Porque nada hacía presagiar una exitosa carrera cuando el 31 de octubre de 1950 nació en Bagdad y siendo mujer. Pero Hadid tenía un sueño, una ambición, una idea por la que luchar: ser arquitecta. Y 65 años después podemos afirmar que lo consiguió.
Zaha Hadid comenzó estudiando matemáticas en la Universidad de Líbano, sin embargo, en 1972 decidió trasladarse a Londres para ingresar en la Asociación de Arquitectura. Tras graduarse en 1977, Hadid comenzó a enseñar en el propio centro, además de asociarse con la Office for Metropolitan Architecture (OMA). Pero esto no fue suficiente para Hadid que quería ser capaz de desarrollar sus propias ideas, por lo que en 1979 decidió montar su propio estudio de arquitectura en Londres. Y ahí empezó todo.
Durante los años 70 y principios de los 80, todo se cuestionaba en el mundo de la arquitectura. Es por ello que una figura como Hadid, mujer en un mundo predominantemente masculino, no era bien vista. Hadid no era considerada una arquitecta, sino que recibía el calificativo de “artista de las formas”, alguien que terminaría dedicándose al diseño de moda. A este hecho, poco ayudaban las creaciones de Hadid, tan utópicas y libres que parecían inconstruibles. Pero esto era aquello que la caracterizaba y la hacía especial, pues tal y como dijo la propia arquitecta, “más que un estilo, lo mío es estar siempre en la frontera de la innovación”.
El legado de Zaha Hadid
Zaha Hadid se ha marchado y ha dejado un hueco muy difícil de suplir en el mundo arquitectónico, pero siempre nos quedarán sus obras. Es verdad que le costó arrancar y fueron muchos los proyectos que se quedaron en el papel, cuestión que le hizo ganarse el calificativo de “arquitecta de papel”, pero finalmente consiguió construir sus diseños.
Fue en 1993 cuando Hadid pudo demostrar que sus creaciones no tenían nada de utópicas al construir la estación de bomberos de Vitra, en Weil am Rhein (Alemania). Poco después vinieron otras construcciones como un edificio de apartamentos también en Alemania o la Mind Zone, un espacio dentro del Millenium Dome de Londres.
Poco a poco Hadid fue realizando proyectos de una mayor envergadura. Por ejemplo, creó el Centro de Ciencia Phäno en Wolsfurburgo, la estación de tranvías de Estrasburgo, la plataforma de saltos de esquí Bergisel o el museo de arte de Cincinnati, proyectos que le granjearon fama mundial. A la alegría de ver construidos sus diseños, Hadid pudo sumar el recibir en 2004 el premio Pritzker, famoso premio arquitectónico que ninguna otra mujer ha recibido.
En los últimos años, Hadid no paró de crear grandes edificios. Por ejemplo, cabe destacar el museo de Vilna en Lituania o la Lilium Tower de Varsovia. Además, dentro de España podemos disfrutar de una de sus más bellas obras: la biblioteca de la Universidad de Sevilla.
Durante toda su trayectoria, Hadid fue una mujer tan trabajadora como luchadora. Sin duda, su vida y obra son un gran ejemplo para todas aquellas mujeres que quieren abrirse camino en un mundo de hombres. Por ello, por todos esos sueños que tenemos y podemos hacer realidad, me gustaría terminar este póstumo homenaje a través de las propias palabras de Hadid: “¿Mi peor momento? Toda la lucha por ser aceptada y convencer a otros de que mi trabajo era algo serio y viable. Pero yo me mantenía fuerte, no perdía mi entusiasmo y no dejé de investigar”.
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