Trabajar desde casa: ¿realmente se puede?

La evolución de la tecnología y el desarrollo de Internet han supuesto una verdadera revolución en la configuración de las labores profesionales. En esta sociedad hiper conectada, surgen nuevas formas de trabajo y de distribución del tiempo y espacio en que se desarrolla. Trabajar desde casa ya es para muchos una opción pero… ¿realmente se puede (bien)?

Trabajar desde casa es una opción que adoptan cada vez más personas. Y como todo,  la posibilidad de no tener que desplazarse a una oficina o a cualquier otro lugar para trabajar tiene sus luces y sus sombras. Evidentemente no todos los tipos de trabajo ofrecen la misma flexibilidad para trabajar en tu hogar, no es lo mismo si trabajas por cuenta ajena que por cuenta propia y, por supuesto, la posibilidad varía en función del tipo de trabajo que desarrollas.

Hoy en día, la mayoría de las profesiones liberales, especialmente las vinculadas con las nuevas tecnologías, ofrecen la posibilidad de realizar tu trabajo sea donde sea siempre y cuando puedas “estar conectado”, o dicho de otro modo: con una buena señal de Internet para comunicarte con cualquier persona, a cualquier hora y desde cualquier parte del mundo será más que suficiente: traductores, consultores, gestores de proyectos, profesionales del marketing y la comunicación, escritores o emprendedores de negocios online, por poner algún ejemplo, pueden lanzarse a la aventura de trabajar desde sus casas, o por qué no (reconozcamos que está en el ideal de muchas personas) desde una preciosa playa paradisiaca al otro lado del mundo.

Pero, ¿es realmente viable? ¿Es trabajar desde casa tan sencillo como parece?

Los pros de trabajar desde casa

Trabajar desde casa tiene sus ventajas. La primera y más evidente, es que es cómodo, evitas desplazamientos y los gastos y el tiempo que se derivan, pero existen más. Por poner algunos ejemplos:

1. Puedes conciliar mejor la vida laboral y familiar

Sí, trabajar en casa te permite pasar más tiempo con los tuyos, incluso ahorrar en guarderías, pero cuidado, porque si lo que quieres es que tus horas de trabajo sean realmente productivas, es peligroso estar a todo: cuidar de los niños o hacer la comida, mientras hablas con un cliente o gestionas algún pedido, puede llevarte a la multitarea y por supuesto al estrés (y a hacer las cosas mal por falta de la adecuada atención). Delimita bien los tiempos que dedicas a cada cosa, gana en flexibilidad pero no te sobrecargues.

2. Libertad de horarios

Como en todos los casos ventajosos, hay que saber aprovechar correctamente la oportunidad. Los que trabajan desde casa saben que no existe una hora para “fichar” y eso permite organizar el día a día de trabajo de acuerdo con tus necesidades y no al revés. Ahora bien, es bueno marcar una rutina, porque si no, es fácil pecar de exceso o de defecto en lo que a horas de trabajo se refiere.

3. La concentración del hogar

Si trabajas desde casa es importante crear un espacio propio para ello, un rincón, una habitación… tu pequeña oficina casera. Delimitar el lugar de la casa donde trabajas te ayudará a concentrarte mucho mejor y a separar mentalmente las horas de producción de las que no lo son.

Ahora bien, si consigues esto, podemos decir que en términos generales es mucho más fácil concentrarse en casa que en una oficina. Desaparecerán las distracciones, los ruidos, las conversaciones de los compañeros, el ruido de la impresora… y podrás volcarte al 100% en lo que estés haciendo.

La mala noticia es que la falta de distracciones y de conversaciones también pueden hacer que te aburras con más facilidad, así que establece unos minutos de descanso entre tarea y tarea para desconectar cada cierto tiempo.

Todo esto está muy bien, sin duda, pero trabajar desde casa requiere, sobre todo, ¡disciplina, disciplina y disciplina!

Además, para evitar que estar entre las mismas cuatro paredes durante mucho tiempo acabe contigo, es importante salir a trabajar fuera en algún momento: una reunión con un cliente, un espacio de coworking, un encuentro con tu equipo de trabajo… Busca una excusa para airearte algún día.

Y un consejo extra: aunque estés en casa, di NO al pijama. Antes de ponerte a trabajar vístete con algo de ropa que utilizarías para salir a la calle, así evitarás mimetizarte con el hogar, no descuidarte y te sentirás más dinámico.

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Pilar Benítez, mujer todoterreno

Traductora jurada y amante del poder de la palabra