Los verdaderos obstáculos de la conciliación familiar

El empleo y la maternidad es un tema aún sin resolver. Esto, entre otros factores, dificulta la verdadera igualdad laboral en cuestiones de género. De hecho, según las últimas encuestas: El 95% de las solicitudes de reducción de jornada por maternidad o paternidad son mujeres, cual juega, por desgracia, en detrimento del crecimiento profesional de la mujer. ¿Qué es lo que impide que llevemos a cabo una verdadera conciliación de la vida familiar? Vamos con ello.

En la vida de toda mujer que quiera ser madre, antes o después surge un conflicto entre lo que esto supondría para su vida laboral y para su vida familiar.

Los datos son claros, según las estadísticas dos de cada tres trabajadores declaran que tienen problemas para conciliar su jornada laboral con la vida personal y familiar. Ahora bien, de esos trabajadores, debemos tener en cuenta que son el 68,7% mujeres, respecto a un 31,3% de hombres, los que se acogen a todo tipo de medidas para compaginar sus trabajos con la vida personal: ¿Por qué cuando hablamos de conciliación pensamos en maternidad y no es paternidad? ¿Un problema claramente femenino? Parece que en gran medida es así.

Una de las primeras y más claras soluciones, (y en esta ecuación no podemos meter a familias de madres solteras), es equilibrar la balanza hacia la conciliación con la paternidad: Los padres tienen el derecho y la obligación de ejercer como tales más allá de su situación profesional. Pero, aunque esto está bien, no es suficiente, existen otros obstáculos que dificultan la conciliación familiar de las mujeres.

En este sentido, el Club de las Malas Madres, hace una propuesta interesante, bajo el lema #yonorenuncio aboga por luchar por una conciliación real señalando los 13 obstáculos de la conciliación familiar, vamos con algunos de ellos realmente interesantes:

1. La renuncia

Es una realidad que un alto porcentaje, (en concreto 6 de cada 10), en algún momento de sus vidas renuncian a una carrera profesional por el hecho de ser madres. La maternidad no debería llevarte a renunciar sobre tu crecimiento laboral.

2. El tipo de jornada laboral

En España imperan rígidas y largas jornadas de 8 horas de trabajo (eso sin incluir las generalizadas horas extra que se hacen en cientos de empresa). De hecho, nuestra cultura laboral refleja el falso axioma: más tiempo en el trabajo = más productividad.

3. La falta de corresponsabilidad

Como he adelantado, uno de los grandes problemas, es el hecho de que apenas se contempla a efectos prácticos, la conciliación laboral con la paternidad. Del mismo modo que la mujer ha entrado en la vida pública y laboral pisando fuerte, es necesario que el hombre conquiste el espacio privado y la vida laboral.

4. Perpetuación de roles

Según los datos, el 45,2% de las mujeres conviviendo en pareja y aportando la misma cantidad de dinero al hogar que sus parejas declaran ser la principal responsable de las tareas doméstico-familiares. ¿Será que el machismo sigue formando parte de nuestra cultura.

5. El techo de cristal

El hecho de que una mujer no pueda alcanzar puestos de responsabilidad con la misma facilidad que un hombre, o de que, sencillamente, no haya verdadera igualdad laboral, tiene que ver mucho con la maternidad, de hecho, el 50% de las mujeres trabajadoras declara haber tenido este tipo de experiencias negativas tras ser madre.

6. La carga invisible

Una de las cosas que les suceden a las mujeres, madres o no, es que con frecuencia se sienten responsables de la vida familiar independiente de quién desarrolle las tareas, de hecho, el 54% de las mujeres se encargan de las llamadas tareas invisibles (pensar en la lista de la compra, organizar las facturas, llamar al técnico….) frente al 17% de los hombres.

7. La superwoman

Existe el mito generalizado de que las mujeres pueden con todo. Con el peso de la vida familiar y con la efectividad en la vida laboral. ¿Acaso no es necesario descansar de vez en cuando?

Sí, muchas de las alternativas para una mejor conciliación laboral pasan por la acción de agentes externos: la sociedad, las empresas, las instituciones, los padres… pero también, y no por ello menos importante, pasan por nosotras. Tenemos el derecho de mantener nuestra vida privada sin perder nuestra vida profesional. Y tú ¿qué puedes hacer para no renunciar a nada?