¿Alguna vez te has sentido superado en el trabajo y has levantado la voz más de lo normal? O quizás… ¿has presenciado cómo un compañero salía de una reunión con lágrimas en los ojos? Durante mucho tiempo se ha restado importancia a la comunicación verbal en el trabajo, sin tener en cuenta la carga emocional que implican las palabras, e incluso, aún más importante, el papel que cumple tanto la comunicación verbal como la no verbal en la gestión de emociones. Las emociones han sido erradicadas del ámbito laboral, sin embargo, ¿no crees que su papel es realmente importante para el desarrollo profesional en el día a día?
En una empresa, interactuamos con compañeros, clientes y demás personas relacionadas con el entorno laboral, de igual forma que damos, recibimos información y nos coordinamos con nuestros equipos de trabajo. Todas estas funciones requieren la utilización de la comunicación, por ello es importante lograr que exista una buena comunicación verbal y no verbal dentro de las organizaciones laborales.
¿Juega el mismo papel el lenguaje no verbal que el verbal?
La comunicación es un intercambio de ideas, significados y sentimientos a través de expresiones verbales y no verbales. A pesar de que la comunicación más formal es la verbal o escrita, cabe destacar la gran importancia de la comunicación no verbal, la cual expresamos a través del lenguaje corporal y del rostro o de nuestro tono de voz o intensidad y que transmite gran parte de nuestra personalidad.
Según muchos expertos en comunicación, en el proceso comunicativo, un 20% corresponde a lo que decimos, pero el 80% restante depende de la comunicación no verbal. ¿A qué nos referimos con esto? A los movimientos corporales y faciales unidos a todos los aspectos relacionados con la voz.
En cuanto al ámbito laboral, una buena comunicación mejora la competitividad de la organización y además ayuda a conseguir los objetivos que se hayan propuesto inicialmente. Además, la existencia de una comunicación eficaz dentro de la propia empresa, fomenta la motivación de los empleados, el compromiso y la implicación en las tareas corporativas, creando un clima de trabajo integrador. De modo que… ¿no crees que es necesario dar a las emociones que generan, el lugar que se merecen?
¿Cómo hacer un buen manejo de la comunicación no verbal?
La comunicación no verbal o la comunicación de gestos es sumamente importante para transmitir seguridad y una postura adecuada en el trabajo, por lo que debes saber cuáles son los puntos clave para desenvolverte de manera eficaz entre compañeros, clientes y jefes.
Toma nota:
- La primera impresión marca la dirección de la interacción: es esencial generar empatía desde el primer momento con un buen saludo y gestos cortos.
- Mantener contacto visual durante la conversación: dirigir la mirada hacia el interlocutor y sostenerla.
- Mantener un rostro acorde a la conversación: es importante que haya coherencia entre lo que dices y lo que tus emociones reflejan.
- Generar confianza a través de la postura del cuerpo: hombros alineados, cabeza derecha y cintura relajada, generando sensación de cercanía.
¿Cómo afectan las emociones a nuestro trabajo?
Las emociones son un estado natural instintivo de la mente, que se derivan de circunstancias, del estado de ánimo o incluso de las relaciones con las demás personas. Estos estados de ánimo influyen en nuestra toma de decisiones y en nuestro modo de reaccionar día a día, pero como seres racionales que somos, no debemos dejar que nuestras emociones se apoderen de nosotros, sino que lo más adecuado es que tratemos de controlarlas.
Una gran cantidad de expertos consideran que las emociones son imprescindibles en el trabajo y que reprimirlas o evitarlas durante la jornada laboral puede ser perjudicial para la salud o incluso imposible. La realidad es que son las emociones las que nos hacen ser tal y como somos.
Algunas recomendaciones para aprender a gestionar las emociones
La clave está en desarrollar una adecuada inteligencia emocional (una de las expresiones de moda), que nos permita gestionar estos sentimientos, controlando los impulsos negativos y aprovechando los positivos:
- Intenta recordar tus virtudes y éxitos: piensa en lo que te ha provocado esa emoción, pero reduce su significado negativo.
- Distrae tu atención hacia un asunto concreto: utiliza la distracción para bloquear tus estados emocionales.
- Medita habitualmente: meditar de forma regular y respirar correctamente pueden reducir la intensidad de las emociones negativas.
Aunque a priori parece fácil, es cierto que si quieres aprender realmente cómo controlar tus emociones debes saber que no hay una solución única.
Existen cientos de fórmulas en torno al aprendizaje de la inteligencia emocional, incluso teorías como la PNL (Programación Neuro Lingüística) que han demostrado cómo el lenguaje corporal es capaz de influir sobre tus emociones. Mi consejo, siempre, es que seas cuidadoso con los demás y aprendas a conocerte a ti mismo y a reconocerte en los demás. Así, podrás encontrar la estrategia más adecuada para regular los sentimientos negativos y comprender su origen para tratar la causa, es el único modo de evitar que tomen el control de nuestra mente.
Es sorprendente cómo una vez que la mente está libre de la contaminación emocional, la lógica y la claridad emergen
(Clyde DeSouza)
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Pilar Benítez, mujer todoterreno
Traductora jurada y amante del poder de la palabra
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