Ser una persona competitiva en el trabajo se considera algo positivo, una actitud valorada por los reclutadores y necesaria para liderar proyectos y trabajar cumpliendo los objetivos con éxito. Sin embargo, ser excesivamente competitivo puede jugar en nuestra contra. ¿Cómo encontrar el equilibrio perfecto?
Ventajas e inconvenientes de ser competitiva en el trabajo
Al igual que les sucede a los niños, cuando interiorizan las normas y la forma de relacionarse con otros a través del juego, nosotros, adultos, en nuestra vida profesional e incluso personal, tendemos a la competición o a la colaboración. Diferentes caras de una misma moneda para un mismo fin: cumplir con éxito los objetivos fijados.
Ser competitivo en el trabajo hoy en día se considera algo necesario, sin competitividad no hay empuje, no hay rueda que haga girar el motor, no hay ambición… Pero cuidado, lo difícil es conseguir el equilibrio perfecto entre la competición y la colaboración. ¿Por qué? Es muy sencillo: ser una persona extremadamente competitiva tiene sus inconvenientes.
¿Qué es ser competitivo?
Una persona competitiva es capaz de hacer absolutamente todo para ganar, no se rinde con nada, es ambiciosa y lucha por triunfar. Ser competitivo es algo inherente al ser humano, te hace buscar tus fortalezas, aumentar tu seguridad y descubrir y explotar tus habilidades.
Inconvenientes de ser competitivo en el trabajo.
Aclaremos: los extremos siempre son un problema, y la competitividad se convierte en un inconveniente cuando supera ciertos límites. Las dosis equilibradas de competitividad difícilmente serán un inconveniente en el trabajo.
Cuando la competitividad no es “sana”, cuando lo que buscas a toda costa es descalificar a tu compañero para ganar tú, existe un problema.
1. Las personas muy competitivas no trabajan bien en grupo
Acostumbrada a ganar a toda costa, una persona muy competitiva no trabaja bien en grupo. Consigue que sus compañeros no se sientan cómodos y hace de los objetivos un reto personal sobre el que colgarse las medallas. Cuidado con esto.
2. Las personas muy competitivas no disfrutan del triunfo ajeno
Si no son ellas las que ganan, no gana nadie. Por eso, si eres muy competitivo no destacarás por tus halagos a los demás, es más, odiarás que sea otro el que triunfe.
3. Las personas muy competitivas generan inseguridades
Una persona muy competitiva puede tener una seguridad abrumadora, su excesivo individualismo asusta a su alrededor, “achica” a sus compañeros y les hace sentir inseguros.
4. Las personas muy competitivas son muy exigentes
Si eres de los que disfruta más del premio que del camino, quizás te estés exigiendo demasiado.
Ventajas de ser competitivo en el trabajo
1. Las personas competitivas en el trabajo son optimistas
Es difícil que alguien pasivo o apático mueva molinos, por eso una de las características de una persona competitiva es que siempre está motivada, le mueve la pasión y eso hace que todo sea posible. ¿Existe una forma más optimista de ver las cosas?
2. Las personas competitivas descubren sus fortalezas
Para alcanzar una meta es necesario analizarse a uno mismo, conocerse. Por eso, si eres una persona competitiva lo más seguro es que acabes descubriendo tu talento, tu fortaleza y hagas uso de ello para conseguir lo que te propones.
3. La zona de confort no limita
Una persona competitiva no tiene miedo de romper moldes, de salir de su zona de confort y de enfrentarse a lo nuevo.
4. Las personas competitivas son líderes natos
Si eres de esas personas que no se cansan de estar al “pie del cañón”, de luchar y no parar hasta conseguir lo que se propone, lo más seguro es que te conviertas de forma natural en un referente para los demás.
Lo mejor será ser competitivo en su justa medida y sobre todo saber que, fracases o triunfes, el valor de cada persona es algo inmutable.
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Pilar Benítez, mujer todoterreno
Traductora jurada y amante del poder de la palabra
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