Dar el salto y cambiar de rumbo profesional no es una decisión fácil. Pero ¿tiene sentido invertir tu tiempo y tu energía en algo que no te hace feliz?
Tres señales de que tienes que cambiar de rumbo profesional
Quién más, quién menos, todo el mundo se ha preguntado alguna vez si su trabajo le hace feliz. La respuesta a esa pregunta es puramente emocional: uno siente (aunque muchas veces no necesariamente sabe), si es feliz o no con lo que hace, pero también responde de forma manifiesta a nuestro sistema de valores. Hay quien prefiere la seguridad económica, otros, los grandes desafíos, otros la estabilidad de un trabajo rutinario, el trabajo en equipo o la independencia y libertad. Tipos de trabajos los hay por miles y hay uno para cada persona.
Lo ideal es que sea el trabajo, el cargo que ostentamos y la profesión que desarrollamos, el que se adapte a nosotros, de este modo tendremos muchas más posibilidades de sacar a relucir todo nuestro potencial y talento. La realidad, lo habitual, es que somos nosotros los que nos adaptamos al trabajo, un molde en el que algunos llegan a sentirse cómodos, pero en el que otros sienten que no terminan de encajar.
Y entonces llegan las preguntas, la interminable fila de “y sis…”: ¿y si mañana hiciera las cosas de otras manera? ¿Y si cambiara de trabajo? ¿Y si este pensamiento solo es un capricho pasajero? ¿Y si aguanto un poco más? ¿Y si mañana lo veo de otra manera? ¿Y si no encuentro nada más? ¿Y si me lanzo a la piscina y cambio mi vida profesional? ¿Y si lo hago? ¿Y si no lo hago?
Este es el comienzo del cambio, cuando decidimos escuchar nuestra voz interior y de alguna manera, hacer caso a nuestros instintos, emociones e intuiciones. Un camino que normalmente no es en línea recta, en el que debemos asumir que podremos dar un tímido paso adelante, después dos atrás y luego un par de vueltas en círculo. Cambiar de rumbo profesional no es una decisión que llegue de repente y con la máxima claridad, debemos escucharnos, ir poco a poco y perder el miedo, incluso el miedo a equivocarnos, que es uno de los más paralizantes.
En esta amalgama de dudas: ¿cómo saber que ha llegado el momento del cambio?
Deberás reconocer al menos tres señales en tu vida que te indican que, sí o sí, tomar la decisión de cambiar de trabajo es lo más acertado en tu caso.
1. Te sientes fuera de lugar en el trabajo
Es lo que algunos llaman el “despido interior”. Cuando vas a trabajar cada día sientes como si fuera solo tu cuerpo el que está allí, tu cabeza está en otro lado. Una sensación de desmotivación total y desapego por lo que haces, como si de alguna manera no encajaras en ese lugar. No importa cuánto ganas porque lo que haces no te hace sentir lleno. Entonces… ¿qué haces ahí?
2. Flaquean las fuerzas, física o emocionalmente
Uno puede sentir que su cuerpo o sus ánimos no responden en algunas ocasiones. Enfermar, enfermamos todos, pero hay veces en las que no es una situación pasajera, sino la forma que nuestro cuerpo tiene de decirnos, sencillamente, que paremos.
Nos colapsamos, bien sea física o emocionalmente: defensas bajas, síntomas de depresión, ataques de ansiedad, estrés constante… el cuerpo es sabio y nos está diciendo algo, escúchale porque es lo más valioso que tienes.
3. Te imaginas en cualquier otro sitio y te sientes mejor
Cierra los ojos e imagina sin miedo: si no estuvieras en tu trabajo ¿qué estarías haciendo?
Si al imaginar una nueva vida profesional consigues sentirte mejor y aquello con lo sueñas te impulsa al cambio, es el momento.
¿No merece la pena ser feliz con aquello que haces?
Bien, pues ya has dado el primer paso, y el primer paso siempre es el más importante para avanzar. El camino no será sencillo. Piensa, apasiónate, enorgullécete porque eres fuerte, confía en ti y fórmate en lo que necesites saber para emprender tu nuevo rumbo profesional. ¡Y salta sin miedo!
Pilar Benítez, mujer todoterreno
Traductora jurada y amante del poder de la palabra
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