¿Qué quieres ser de mayor? Esa pregunta a la que todos hemos respondido en más de una ocasión y que nosotros mismos hemos pronunciado, da lugar en los niños a las más variopintas respuestas. Algunas niñas sueñan con ser princesas y protagonizar su propia película Disney, pero también están aquellas que son más prácticas y prefieren ser veterinarias para poder ayudar a todos los animales del mundo. Los niños suelen soñar con ser el próximo Cristiano Ronaldo, pero también los hay que quieren ser pilotos para poder volar.
Todas estas respuestas que ahora te parecen locuras, es muy probable que tú, al igual que yo, también las hayamos dado. Porque cuando eres pequeño careces de los conocimientos que ahora posees y gracias a eso puedes dejar volar tu imaginación. Hoy quiero hablar de los sueños de mis hijos y tus hijos, pero también de lo importante que es que nosotros, como padres, les apoyemos en ellos.
Son los sueños de tus hijos, no tus sueños
Son muchas las personas que antes de ser padres piensan que ellos lo harán mucho mejor que sus progenitores, para luego terminar cayendo en los mismos errores que estos o quizá en otros. Nadie nace aprendido y ser padre es un proceso tan difícil como reconfortante, del que tienes que aprender día a día junto a tus hijos. Pero si hay algo que tienes que tener en cuenta desde el momento uno, es que la vida de tus hijos es distinta a la tuya propia.
Hay algunos padres y madres que sueñan por sus hijos. Están los que quieren que sus hijos sigan su estela y desarrollen la misma profesión que ellos. También hay algunos padres que buscan que sus hijos estudien una buena carrera para convertirse en médicos o ingenieros de referencia, por no hablar de los que buscan que sus hijos sean famosos a través del deporte y les someten a horarios y entrenamientos excesivos.
En la actualidad, podemos ver varios casos así. Por ejemplo, el tenista André Agassi escribió un libro en el que explicaba que pese a sus éxitos deportivos, nunca quiso ser tenista. Sin embargo, su padre soñaba con el tenis y no cejó en su empeño hasta que su hijo lo consiguió. Un ejemplo tenístico que está lejos de ser aislado, pues hay otros casos de mujeres tenistas que se retiraban de la competición con apenas 20 años, exactamente cuando conseguían la suficiente autonomía económica para poder llevar a cabo lo que realmente querían hacer.
¿Y qué me decís de las competiciones de belleza infantil que son tan famosas en Estados Unidos? Los realities nos muestran a mamás deseosas de que sus hijas sean las mejores y más guapas para poder ganar al resto de madres, pero las niñas, sin embargo, quieren otras cosas muy diferentes.
Día a día soy testigo, en el parque y en la puerta del cole, de cómo influimos en nuestros hijos y vamos determinando su futuro sin apenas darnos cuenta. Amiguitos que son apuntados a fútbol para cumplir el sueño de sus papás. Clases de chino mandarín. Madres que protestan por Whatsapp porque no hay más actividades extraescolares (!!!).
¿Y cómo puedo conseguir que mis hijos sigan sus sueños?
Hay tres consejos muy sencillos, pero también muy útiles para apoyar a tus pequeños en la lucha por labrar su futuro.
- No combatas su imaginación con tu realidad: es posible que tus hijos no lleguen nunca a ser futbolistas ni que tu hija sea la próxima princesa Disney. Sin embargo, ¿por qué hacérselo ver? Estas son cuestiones que irán aprendiendo con el tiempo, según vayan creciendo, en un proceso totalmente natural. Pero si tú tratas de hacerles ver la realidad desde el minuto uno, coartarás su imaginación. Y un niño sin imaginación y sin sueños, no es realmente un niño.
- ¡Son niños! Muchas veces en nuestro afán porque nuestros hijos tengan lo mejor en el futuro, condicionamos su presente con un horario que ni nosotros mismos seríamos capaces de soportar. Las clases extraescolares están bien y ayudan mucho a nuestros hijos, pero hay que tomárselas con calma. Si después de la clase de deporte llevamos a nuestro hijo a inglés y luego a música, estaremos sometiendo al niño a un nivel de estrés innecesario. Los niños necesitan tiempo para pasar con otros niños, disfrutar, ABURRIRSE, y, por supuesto, soñar.
- Sueña con ellos: sí, tú también. Permítete el lujo de fantasear junto con tus hijos. Sé pirata, princesa, astronauta. Mata dragones, caza fantasmas. Deja volar tu imaginación ¡y sueña!
Siempre he dicho que mis hijos no son “mis” hijos. Son hijos de la Vida. De mis brazos pasarán a otros brazos, y quién soy yo para decirles lo que han de ser o de hacer. Mis hijos han venido al mundo para ser felices, y mi máxima aspiración como madre es proveerles de las herramientas necesarias para que lo sean: valores, afectividad, resiliencia, esperanza, tolerancia a la frustración. Pero su concepto de “felicidad” ha de ser el SUYO propio, no el mío. Cuando cada noche acompaño a mis hijos a la cama, me doy cuenta de que tienen por delante una gran cantidad de sueños por cumplir. Habrá veces que se equivoquen y esos sueños queden truncados, algo que como padres nos costará admitir al tratar de protegerlos ante todo. Sin embargo, eso es en definitiva la vida. Un conjunto de aciertos y errores, de sueños cumplidos y por cumplir que nuestros hijos, al igual que hicimos nosotros, tendrán que vivir.
Pilar Benítez, mujer todoterreno
Traductora jurada y amante del poder de la palabra
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