Un año después lo sabemos a ciencia cierta: la COVID-19 no es neutral en cuestiones de género. El impacto de la pandemia y sus consecuencias sociales y económicas ha dejado más de manifiesto si cabe las desigualdades entre hombres y mujeres, incluso hay quien apunta a que la COVID-19 ha disparado la brecha salarial de género hasta niveles de 2013. Esto es lo que, en cuestiones de igualdad, la pandemia se llevó.
Se cumple un año desde que la pandemia llegara a nuestras vidas en 2020 y no parece que todavía vaya a irse. Durante este tiempo todo ha cambiado, aunque como hay quien dice, puede que las crisis, en este caso sanitaria, solo pongan de manifiesto lo que estaba latente hace tiempo. ¿Qué ha puesto sobre la mesa la COVID-19 en cuestiones de igualdad?
Tanto a nivel internacional como en España, han sido muchas organizaciones, entidades y sindicatos los que han formulado informes respecto a la relación de la pandemia con la brecha de género. Todos estos estudios nos hacen llegar a la misma conclusión: la COVID-19 no es neutral en cuanto al género.
Estos son algunos de los desafíos que ha presentado la pandemia para luchar por la igualdad entre hombres y mujeres:
Las mujeres, en la primera línea de esta pandemia
Son las mujeres, las que en su mayoría, han hecho frente a la situación de emergencia de la COVID-19. Son las mujeres las que están en primera línea de la pandemia al ocupar en su mayoría el sector servicios, el sanitario y el de los cuidados: cajeras, enfermeras, limpiadoras, cuidadoras, empleadas del hogar…
De acuerdo con los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) las mujeres representan el 66% del personal sanitario, llegando al 84% en el caso de las enfermeras.
Esto supone, no solo un enorme y no desdeñable desgaste psicológico, también un riesgo directo para la salud de las trabajadoras.
De hecho, de acuerdo con lo que arroja el Instituto de la Mujer:
“La asignación del rol de cuidadora a las mujeres posiciona a las profesionales sanitarias en la primera línea de respuesta a la enfermedad y, de manera especial, a enfermeras y auxiliares de enfermería y geriatría, cuyo contacto directo y continuado con personas afectadas por coronavirus implica un elevado nivel de exposición al contagio, además de la enorme presión derivada de doblar turnos y hacer muchas más horas extra de lo habitual con las consecuencias emocionales y psicológicas que puede acarrear”.
Los sectores profesionales clave están mal pagados e infravalorados
No solo son las mujeres son las ocupan los sectores profesionales asociados a más riesgo frente a la COVID-19, sino que son esos trabajos que desarrollan los que están más infravalorados, mal pagados y en situaciones de precariedad.
La COVID-19 ha puesto de relieve cómo los injustos salarios determinados por el mercado de trabajadores como los de la limpieza, la venta al por menor, el transporte, el cuidado y la atención sanitaria se han desviado del valor real que proporcionan a la sociedad y a la economía.
Factor de brecha salarial en las profesiones y sectores dominados por las mujeres
De acuerdo con las conclusiones de un estudio de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) se constata la situación de especial vulnerabilidad en la que se encuentran las mujeres debido a la pandemia.
Esto tiene que ver con el hecho de la que la crisis sanitaria y económica ha disparado aún más si cabe la brecha salarial entre hombres y mujeres a niveles de 2013.
Lo que dicen los datos es que la diferencia salarial ha aumentado un punto, hasta el 23%, y la brecha de contratación temporal se ha multiplicado por seis.
El trabajo no remunerado (de cuidado) de las mujeres ha aumentado y sigue siendo invisible
Cuidar de los familiares, especialmente de niños y ancianos, ya era gran parte del trabajo de cuidado no remunerado realizado por las mujeres antes de la pandemia, la cuestión es que con la COVID-19 ha aumentado la carga de este trabajo invisible, especialmente vinculado con el cierre de escuelas, guarderías y lugares de trabajo y a raíz de las medidas, necesarias, de distanciamiento social.
A esto hay que añadir una carga mayor en los casos de progenitoras solteras sin recursos y el concepto de teletrabajo en el que hacer frente a las obligaciones laborales y familiares al mismo tiempo, por parte de las mujeres, es un verdadero desafío.
La violencia machista, más doméstica que nunca
Por último, y no por eso menos importante, es necesario tener en cuenta el factor de la violencia machista. La recomendación de no abandonar los hogares para no propagar el virus ha supuesto para muchas mujeres una condena, obligándolas a convivir con compañeros violentos sin apenas recursos para poder salir de esa situación. De hecho, ya se ha demostrado que durante el periodo de confinamiento hubo un repunte de la violencia machista en el hogar.
Los datos recogidos a nivel estatal por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género durante el periodo de confinamiento por la COVID-19, reflejan el aumento de las peticiones de ayuda por violencia de género.
Es ahora en tiempos de la COVID-19 que se hace necesario revisar una estrategia coherente con la realidad y efectiva para la igualdad de género.
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