Si eres emprendedor sabrás que debes luchar contra viento y marea para sacar adelante tu negocio. Por ello, cometer errores es algo que no debes hacer, especialmente si puedes evitarlo
Cuando hablas con un joven empresario o un emprendedor es común notar que tienen grandes ideas y no terminan de tener claro cómo sacarlas adelante. O peor, tienen miedo de hacerlo por si se equivocan. Si este es tu caso no voy a mentirte, seguramente te equivoques más de una vez: no hay un libro de instrucciones para construir una empresa de éxito. Pero si ese es tu sueño, tienes que saber levantarte cada vez que tropieces. Suena a tópico, lo sé, pero es la verdad.
De todas formas, siempre viene bien una pequeña ayuda. Es por ello que me lanzo a darte unos cuantos consejos para evitar ciertos errores frecuentes y fáciles de evitar. ¿Empezamos?
No escuches el ruido de tu entorno, especialmente si es negativo: es común que cuando le dices a alguien que quieres arriesgarte a emprender tu propio negocio, se lleve las manos a la cabeza. Sin embargo, si tienes clara tu idea, crees que puede funcionar y estás convencido de ello, ¡arriésgate! La percepción del riesgo es muy subjetiva y no puedes dejar que sean tus familiares y amigos los que decidan cuál debe ser tu futuro profesional.
Sé realista con tu plan de negocio: Si antes te decía que no escuches a los que te dicen que estás cometiendo una locura, ahora te digo todo lo contrario: muchas veces estamos tan enamorados de nuestra idea que no somos capaces de evaluarla de forma objetiva. A todos los negocios les cuesta arrancar y es importante que seas realista cuando lo plasmes en una hoja de cálculo. Mi recomendación es que, una vez hayas realizado todas las proyecciones a cinco años, te plantees un escenario pesimista: divide las ventas entre dos y multiplica los gastos por tres. ¿Todavía te convencen los números? Entonces lánzate sin dudarlo. Por supuesto, no borres el plan financiero inicial: te servirá para presentarlo a inversores.
Arriesgar todo lo que tienes: tu idea de negocio es tu sueño. Puede que lleves años pensando en ella y por fin te hayas decidido a dar el paso. Sin embargo, debes ser racional, y más en un país como España donde la legislación no protege demasiado a los empresarios que fracasan. Arriesgar todo lo que has conseguido (o incluso arriesgar bienes ajenos), no creo que sea la mejor opción en ningún caso. Antes de nada, ten claro todo lo que puedes perder y todo lo que estás dispuesto a arriesgar. ¿Necesitas más capital del que estás dispuesto a invertir? No pasa nada, existen figuras más allá de los bancos, como los Business Angels o el Capital Semilla, que pueden ayudarte a conseguirlo.
No hacer una buena gestión de tu tiempo: cuando dejas un trabajo como empleado por cuenta ajena se aplica lo de “ser tu propio jefe” y dejas de estar regido por un horario fijo y unas normas. Si no sabes cómo organizarte y eres severo contigo mismo, puedes perder el tiempo y fracasar sin darte ni siquiera cuenta. Mi recomendación es que te fijes tus propios horarios y los cumplas escrupulosamente.
Pasar del Networking: en muchas ocasiones escucho que asistir a eventos de networking es un absurdo y una pérdida de tiempo. Sin embargo, yo pienso todo lo contrario cuando hablamos de emprendedores: necesitas salir a eventos que te faciliten conocer no solo clientes, sino proveedores, colaboradores o incluso consejeros que aporten un granito de arena al éxito de tu negocio. Recuerda también que si eres emprendedor, el networking va más allá de charlas o eventos: para un empresario, todo es susceptible de convertirse en negocio, así que debes estar atento. En mi caso, he conseguido interesantes negocios gracias a personas que he conocido en el parque infantil o en el gimnasio. ¡Lleva siempre tarjetas contigo! Las oportunidades están por todas partes si sabes aprovecharlas.
Escatimar en gastos que parecen poco importantes: es verdad que los emprendedores deben mirar con detalle en qué se van a gastar cada euro de su presupuesto. Sin embargo, muchas veces se escatima en cosas importantes y se derrocha en otras que no lo son tanto. ¿Sabes lo que cuesta crear una página web profesional y un correo corporativo? Pues mucho menos de lo que crees y, en general, son elementos decisivos para tu negocio. La impresión que tiene un potencial cliente al recibir un correo desde una dirección de correo gratuita como @gmail o @hotmail es nefasta. Y lo mismo se aplica a tu tarjeta de empresa. La diferencia entre una tarjeta profesional, cuidada, en buen papel, y otra sacada por tu impresora es abismal. Haz una lista estableciendo todo aquello que es objetivamente necesario y todo aquello que no. De nuevo, basta con mirar las cosas racionalmente
Descuidar nuestro aspecto: aunque tu proyecto esté aún en pañales y no tengas un solo cliente, cada vez que acudas a un evento profesional o a pedir financiación, vístete como si ya fueras el director de una gran empresa, adaptando tu código de vestuario a las prácticas de tu sector. O mejor aún: viste siempre como si fueras el director de una gran empresa… ¡porque ya sabemos que el negocio puede surgir hasta en la puerta del colegio! Sobre todo al principio, esfuérzate por dar una imagen de confianza y profesionalidad. Lo demás vendrá solo, ya lo verás.
Años atrás, yo misma monté mi propia empresa. Y cometí algunos de estos y otros tantos errores. Sin embargo, no dejé de creer en mi sueño y cada tropiezo me lo tomaba como lo que era, una oportunidad de aprender. Por eso espero que estos consejos, que no son más que el fruto de mi propia experiencia, te ayuden a gestionar tu empresa con éxito. ¡Mucha suerte!
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