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Vivir y amar libremente en el siglo XIX: la historia de Elisabeth Winterhalter y Ottilie Roederstein

¿Quién era Elisabeth Hermine Winterhalter?

Elisabeth Hermine Winterhalter (1856-1952) pasó a la historia como una de las primeras doctoras a nivel internacional y la primera mujer en convertirse en cirujana en Alemania. En la actualidad, es altamente reconocida por haber sido una cirujana, ginecóloga, feminista y mecenas de las artes alemanas, pero su historia va mucho más allá de eso.

Nació en Munich en el seno de una familia de médicos, convirtiéndose en la pequeña de 13 hermanos. Su padre murió cuando ella tenía 11 años, y ya entonces ella comenzó a expresar su deseo por ser médico al igual que su padre, su hermano, su abuelo y su bisabuelo.

Desgraciadamente, por aquel entonces su familia no apoyó su deseo, ya que por tradición familiar en el Imperio Alemán las mujeres no podían estudiar medicina en la universidad. Por tanto, Winterhalter tuvo que conformarse con ser profesora, pero nunca dejó de lado su verdadera vocación.

Tras años defendiendo y luchando su vocación, en 1884 consiguió finalmente el apoyo de su familia para ir a estudiar a Zúrich (Suiza), donde la figura femenina no era discriminada en este caso. 

Después de varios años, en 1890 consiguió finalmente su doctorado y comenzó a ejercer como médico en Zúrich. Su carrera (y se podría decir que su vida) estuvo marcada por la lucha de la figura femenina y los éxitos en el campo de la medicina, siempre acompañada por Ottilie Roederstein. 

¿Quién era Ottilie Roederstein?

Ottilie Wilhelmine Roederstein (1859-1937) fue una aclamada pintora germano-suiza reconocida por su extensa obra artística.

Nació en Zúrich convirtiéndose en la segunda hija de una reconocida familia alemana que se había trasladado a Suiza a consecuencia de los compromisos empresariales del padre de familia.

Su primer contacto con el mundo de la pintura fue a los 10 años, cuando el pintor suizo Eduard Pfyffer fue a su casa para realizar un retrato familiar. Por aquel entonces, que una mujer fuese pintora iba en contra de las convenciones sociales contemporáneas. Sin embargo. Roederstein nunca dejó de avivar su interés por el mundo de la pintura, y a pesar de que su madre nunca la apoyó, finalmente consiguió que en 1876 su padre acabara por apoyarla y comenzase a estudiar y formarse con Pfyffer. 

Pronto destacaría entre el resto de pintores, y gracias a su hermana mayor pudo continuar con su carrera en Berlín y París. Por aquel entonces las mujeres en París podían ser más libres, circular en pequeños grupos sin la compañía de hombres y hasta andar en bicicleta (aunque cueste creerlo…).

Entre otras especializaciones, destacó como experta retratista y aunque estaba mal visto que las mujeres pintaran autorretratos se estima que llegó a realizar aproximadamente ochenta.

Entre sus diferentes logros destaca su participación en el Salón de París o la consecución de la Medalla de Plata en la Exposición Universal (1889). También, una vez de vuelta a sus orígenes, recibiría el título de ciudadana honoraria de Zúrich en 1902.

En medio de su carrera artística se cruzaría con quien se convertiría en su principal apoyo: Elisabeth Hermine Winterhalter.

Elisabeth Winterhalter y Ottilie Roederstein: su historia

Corría el año 1885 y Ottilie Roedersten continuaba su carrera artística por Europa, aunque como cada verano volvía a Zúrich a pasar unos días. Fue entonces cuando a través de diferentes amigos de la universidad conoció a una delicada y extremadamente inteligente mujer que se hacía llamar Elisabeth Winterhalter. 

Su conexión fue inmediata, y para el año 1887 ya se habían convertido en amantes, iniciando una historia que duraría hasta el final de sus días. 

Winterhalter consiguió su doctorado en 1890, y juntas se mudaron a Frankfurt, donde parecía que se abrían nuevas oportunidades para ambas. Allí trabajaron y se ganaron una muy buena reputación tanto como pintora como ginecóloga, a la vez que militaban en diferentes movimientos feministas. Los dos siguieron luchando día a día por crecer profesionalmente, siempre teniendo el apoyo de la una para la otra. 

Por ejemplo, en 1902, las mujeres en Alemania consiguieron el derecho a estudiar medicina, por lo que Winterhalter no lo dudó y finalmente consiguió la licencia para ejercer la medicina en su Alemania natal.

Ambas defendieron siempre a capa y espada la necesidad de una educación para las mujeres, y en 1908 ayudaron a crear la Schillerschule, que se convertiría en la primera escuela para niñas de Frankfurt. 

Desgraciadamente, durante esa época la salud de Elisabeth empeoró, lo que hizo que se mudaran a una casa en las afueras, donde continuó apoyando la carrera de su pareja, las finanzas del hogar y las tareas domésticas, entre otras cosas. También, cofundaron la biblioteca municipal de la localidad y se involucraron en varias causas benéficas.

Todas estas acciones les llevaron a obtener la ciudadanía honoraria de la localidad (Hofheim am Taunus).

Roederstein murió en 1937 y Winterhalter decidió crear un legado conjunto: el Roederstein-Winterhalter-Stiftung. Años más tarde, Elisabeth fue honrada por el presidente Theodor Heuss por su trabajo pionero en la apertura de la profesión médica para las mujeres.

Finalmente, Winterhalter terminó muriendo en febrero del año 1952 y fue colocada junto con su pareja en un “Ehrengrab” (Tumba de Honor)


La historia de Winterhalter y Roederstein nos deja un aprendizaje muy importante. Ambas representaron un referente en cuanto a empoderamiento femenino, independencia y autonomía

Consiguieron con mucho trabajo, perseverancia y lucha lograr lo que se habían propuesto desde una muy temprana edad, viviendo sus vidas a su manera y sin que nada ni nadie pudiera impedirles amar y vivir libremente y a su manera