En teoría, la inteligencia de la mujer atrae a los hombres, pero en la práctica y en distancias cortas ¿es posible que la inteligencia genere cierta inseguridad?
La soledad de las mujeres inteligentes
Dicen que la inteligencia es una de las características que hacen más sexy a una persona. Si esto es cierto, quizás puede deberse a una simple cuestión de supervivencia: asegurar nuestra reproducción con alguien que tiene una gran cantidad de conocimientos e ideas es una forma de garantizar también la supervivencia de nuestra descendencia a través de una buena genética, en una cultura en la que cada vez importa menos la fuerza bruta y más el uso que hacemos de nuestra razón.
Otro motivo por el que se dice que las personas inteligentes nos parecen más atractivas es que, al fin y al cabo, el cerebro es el órgano sexual más importante de todos: lo que hoy se conoce con el término de sapiosexualidad. Entendemos que una persona es sapiosexual cuando lo que le produce mayor atracción en el otro no son las cuestiones físicas, sus músculos, su pelo, su cuerpo o sus curvas…. sino simplemente, su inteligencia. (Aquí todos estaréis pensando en claros ejemplos de parejas unidas por la sapiosexualidad, como Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler, Cela y Marina Castaño y Flavio Briatore y Elisabetta Gregoraci.)
De este modo, una profunda conversación entre dos personas sobre política, sociología, ciencia o filosofía, por ejemplo, puede convertirse en una enriquecedora experiencia de conquista sexual. De acuerdo con la psiquiatra Lister Rossel: “Se establecen canales de comunicación y puentes. Igual hay conexión. Finalmente es la especie procurando su supervivencia. Tanto uno como otro exhiben la conexión”.
Ahora bien, ¿la inteligencia como atractivo sexual, funciona igual en las mujeres que en los hombres?
Según un artículo publicado en 2015 en la revista Personality and Social Psychology Bulletin, las mujeres inteligentes resultan más atractivas a los hombres en un primer acercamiento, sin embargo, el artículo concluye que a la hora de imaginarse a esa mujer como pareja real, la inteligencia puede convertirse en un hándicap al hacer que los hombres se sientan intimidados. (Y aquí, queridas e inteligentes lectoras mías, seguro que os viene a la mente ese consejo de vuestra madre de “Hazte la tonta”. ¡Cuánta razón tienen nuestras madres y abuelas!)
Como describen en la revista Muy Interesante:
“Para llegar a esta conclusión los expertos llevaron a cabo varios experimentos entre alumnos universitarios. En uno de ellos, además de cumplimentar una encuesta acerca de los estereotipos masculinos, 105 jóvenes -del sexo masculino- tuvieron que imaginarse un escenario hipotético en el que tras un examen reciente eran conocedores de las notas -más bajas o más altas- de un grupo de mujeres jóvenes y de ellos mismos y luego tuvieron que clasificarlas según su atractivo. Los resultados revelaron que, por lo general, los hombres se formaban impresiones más favorables y mostraban mayor interés por aquellas mujeres que habían sacado mejores notas que ellos que por las que habían obtenido calificaciones más bajas. Además, el 86% de ellos afirmó que se sentiría más atraído por alguien más listo que ellos.
En la segunda parte del estudio, se recreó una situación real con el mismo objetivo. En este caso de la teoría pasaron a la práctica con un total de 151 hombres que tuvieron que realizar un test de inteligencia. Tras realizarlo, los investigadores explicaron a los voluntarios que reunirían en una misma sala a las mujeres que también habían hecho la prueba de inteligencia, informando de quiénes habían sacado las mejores y peores notas.
Después de esto, los hombres tuvieron que evaluar de nuevo la tasa de atractivo. Al contrario que en el anterior experimento, la mayoría de los hombres clasificaron a las mujeres más inteligentes como menos atractivas y presentaban un menor deseo de proponerles una cita.
Tras una entrevista con los participantes masculinos, todos ellos dijeron sentirse menos masculinos ante las mujeres con inteligencia superior a ellos.”
Evidentemente, el estudio habla de generalidades, pero sí que podemos decir que la inteligencia está acompañada de soledad, y si encima eres mujer e inteligente, puede ser que tengas un problema por partida doble. Esperemos que la sociedad evolucione, deje atrás los miedos y las inseguridades, y por qué no, la testosterona imperante.
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Pilar Benítez, mujer todoterreno
Traductora jurada y amante del poder de la palabra
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