Seguramente Truman Capote nunca imaginó que su novela Breakfast at Tiffany’s (1958), se convertiría en un clásico del cine ni que sería referencia de estilo a lo largo de décadas. Pero a veces las casualidades dan resultados maravillosos y estoy segura de que cualquiera que haya visto la película no ha podido olvidar la imagen de Holly Golightly desayunando un simple bollo, perfectamente vestida frente al escaparate de Tiffany’s. Hoy quiero hablaros de una mis películas favoritas, de un clásico que no ha perdido fuerza con los años y cuyo visionado es obligatorio.
Holly Golightly es Audrey Hepburn… ¿Seguro?
Tras ver Desayuno con Diamantes, seguro que pensarás que la cinta es el resultado de un buen guion, un gran director y unos actores en estado de gracia. ¿Quién sino Audrey Hepburn podría interpretar la delicada gracia y elegancia de Holly? Pues aunque no lo creas, Marilyn Monroe había sido la musa que Capote tenía en mente mientras escribía su novela y la primera en ser contactada una vez se concretó la adaptación cinematográfica.
La película Desayuno con Diamantes habría sido muy diferente si la exuberante rubia hubiese sido la protagonista, mucho más parecida a la novela. Sin embargo, el profesor de teatro de Marilyn, Lee Strasberg, decidió que interpretar a “la acompañante” Holly no sería algo adecuado para Marilyn y esta terminó declinando el papel. Con Monroe fuera del proyecto hubo que redefinir a Holly, adaptándola a su nueva intérprete: Audrey Hepburn.
Es esto lo que hizo que la Holly cinematográfica pasase de tener 19 a 31 años, dejase de ser bisexual y se obviase el hecho de que había tenido un aborto. Asimismo, su profesión se difuminó bajo un velo más opaco, omitiendo las referencias a cualquier tipo de encuentros con sus “amigos”. Pese a esta adaptación, Hepburn tuvo siempre claro que llegó al papel como segunda opción y que nunca fue del agrado de Truman Capote, lo que hizo que no terminase de estar contenta con un papel para el que otros muchos la veían perfecta.
Una historia con amor y cierta acidez
La historia de Holly y Paul es el resultado de una amistad cargada de un deseo sexual totalmente implícito, o no hubiese pasado los estándares de censura de la época. Una amistad forjada por unas vidas realmente parecidas, pues ambos se sienten incomprendidos e infelices dentro de una sociedad que prima la felicidad sobre todo, se sienta esta o haya que fingirla.
Para buscar este reflejo entre ambos protagonistas, el director incluyó escenas que Capote nunca escribió. Hay que recordar que Hollywood adoraba las historias de amor y los finales felices y la relación entre Holly y Paul era demasiado problemática dentro de la novela. Entre estos cambios se encuentra el que incorporaba al personaje de E-2 como amante de Paul. Su inclusión hacía que ambos personajes viviesen su vida como mantenidos, además de presentar a Paul como puramente heterosexual, algo que en la novela no quedaba tan claro.
Desayuno con Diamantes, una película con estilo propio
Más allá de su historia de amor y su impresionante factura, Desayuno con Diamantes ha pasado a la historia por ser un referente del estilo más sobrio. A lo largo de la película Hepburn luce hasta cuatro veces un espectacular vestido negro tan sencillo como elegante, que se convirtió en todo un icono de moda (y sigue siéndolo todavía).
Este vestido creado especialmente para la película por el diseñador Hubert de Givenchy, fue subastado en 2006 por nada menos que 807.000 dólares. Sin duda, su comprador tiene en su hogar un pequeño trozo de historia, no solo cinematográfica.
Quizá soy demasiado romántica, pero clásicos como Desayuno con Diamantes, ya no se hacen. Esta película es imprescindible para todas aquellas personas que amen el cine, las buenas historias y la poesía hecha imagen. ¿Y para ti? ¿Cuál es ese clásico que no te cansarías de revisar una y otra vez?
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