La pandemia de la COVID-19 y la crisis posterior a nivel mundial tienen efectos diferentes en hombres y mujeres. En cuestiones de igualdad de género, es importante poner atención sobre las diferencias que el coronavirus ha podido acentuar social, laboral y económicamente. Está claro el papel de las mujeres en tiempos de COVID-19. Estos son los puntos clave a trabajar en igualdad de género, ahora más que nunca.
Durante la pandemia del coronavirus ha quedado más de manifiesto que nunca cómo las tareas y profesiones en torno a los cuidados siguen siendo y son mayoritariamente femeninas (cuidados de menores, de personas mayores, atención doméstica, personal de limpieza y por supuesto, personal sanitario). Estos sectores han sido más importantes que nunca, especialmente en momentos de confinamiento. Una primera pregunta sería si es posible que los roles y estereotipos de género se hayan visto reforzados a raíz de la COVID-19, o por el contrario, si gracias a esta crisis es posible impulsar medidas que acaben con la distribución desigual entre hombres y mujeres en cuestión de roles de géneros.
Veamos lo que ha sucedido en tres de los puntos fuertes en torno a igualdad de género y COVID-19.
Sanidad y cuidados: las mujeres en primera línea
Según las estadísticas, las mujeres representan globalmente el 70 % del personal en el sector social y sanitario, y son mayoría en sectores del comercio de alimentación y de los servicios de limpieza hospitalaria y de residencias que son esenciales para el mantenimiento de las poblaciones. Es por eso que podemos considerar que han sido, en su mayoría, ellas las que han estado y están en primera línea en tiempos de la pandemia de la COVID-19.
Sanidad y cuidados: Las mujeres en primera línea
Según las estadísticas, las mujeres representan globalmente el 70 % del personal en el sector social y sanitario, y son mayoría en sectores del comercio de alimentación y de los servicios de limpieza hospitalaria y de residencias que son esenciales para el mantenimiento de las poblaciones. Es por eso que podemos considerar que han sido, en su mayoría, ellas las que han estado y están en primera línea en tiempos de la pandemia del COVID-19.
(Fuente: Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades)
Muchas mujeres se han expuesto profesional y personalmente incluso poniendo en riesgo su salud y la de su familia, tanto a nivel físico como psicológico.
En conclusión, como señala el informe La perspectiva de género, esencial
en la respuesta a la COVID-19: “Los condicionantes de género determinan la diferencia del impacto de la crisis en mujeres y hombres. El rol tradicional de cuidadoras asignado a las mujeres les otorga un grado de presencia en la respuesta a la enfermedad que debe ser tenido en cuenta en el abordaje de la crisis. Ignorar el impacto de género en las consecuencias económicas y sociales agravará las desigualdades.”
Empleo, teletrabajo y conciliación
La pandemia de la COVID-19 ha provocado la suspensión de miles de empleos, y un incremento de las cifras de desempleo en todo el mundo. Es necesario tener en cuenta que las mujeres engrosan el mayor porcentaje de trabajadores a tiempo parcial y del trabajo informal a nivel global (precario y de baja remuneración), como señala un informe reciente de la OIT. Por tanto, en el contexto de la crisis causada por la COVID-19, el porcentaje de mujeres que perderán su empleo será mucho mayor que el de los hombres. Además algunos de los sectores más afectados, como el comercio, turismo y hostelería, están altamente feminizados.
A esto hay que sumarle que, remunerado o no, las mujeres siguen realizando la mayor parte del trabajo doméstico y del cuidado a personas dependientes, por lo que muchas mujeres han incrementado su carga al tener que teletrabajar con grandes dificultades para conciliar profesional y laboralmente, por ejemplo, desarrollando su trabajo confinadas mientras se hacían cargo por completo de los niños al estar cerrados los centros escolares. Otras mujeres, directamente, se han visto en la situación de no poder seguir trabajando para hacerse cargo de las tareas del cuidado.
El confinamiento de la población y la paralización de la actividad empresarial en tiempos de COVID-19, sin duda están teniendo repercusiones negativas en el empleo de las mujeres.
Violencia machista
Por último, y no por ello menos importante, durante la crisis del coronavirus, las mujeres y niñas pueden encontrarse en mayor riesgo de sufrir violencia de pareja y otros tipos de violencia doméstica debido al confinamiento y a un aumento de la tensión en el hogar.
Los datos recogidos a nivel estatal durante el periodo de confinamiento por la COVID-19 reflejan el aumento de las peticiones de ayuda por violencia de género.
Es por eso que en España, tras la declaración del estado de alarma para la gestión de la situación de la crisis sanitaria ocasionada por la COVID-19, se aprobó el Real Decreto-ley 12/2020, de 31 de marzo, de medidas urgentes en materia de protección y asistencia a las víctimas de violencia de género, a propuesta del Ministerio de Igualdad y el Ministerio del Interior.
Sin duda, aunque la crisis ha afectado a hombres y mujeres, los datos parecen indicar que no ha sido por igual. En situaciones como la producida por la COVID-19 quedan más de manifiesto que nunca las desigualdades ya existentes en cuestiones de género.
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