Decía el dicho que más vale que hablen mal de ti a que no digan nada en absoluto, y esta es la fórmula que parece haber adoptado últimamente la televisión. Otro año más los chistes y debates han dejado de girar sobre cómo lidiar con tu cuñado y tus compañeros en las cenas de Navidad, para hablar de qué modelito iba a lucir Cristina Pedroche en las Campanadas. Y la pregunta que hoy quiero plantear es: ¿por qué?
Un vestido que aumenta la audiencia
¿Te acuerdas cuando en la escuela estudiábamos las variables inversamente proporcionales? Pues en un fenómeno digno de estudio, primero La Sexta, y luego Antena 3, se dieron cuenta de que, a medida que se reducía el vestido de Cristina Pedroche, su audiencia aumentaba exponencialmente. Y de igual forma, la indignación de muchas personas (mayoritariamente mujeres) también ha ido creciendo.
La mayor parte de las críticas acusaban a Antena 3 de hacer cualquier cosa para conseguir audiencia y de tratar a las mujeres como un trozo de carne. Por su parte, Cristina Pedroche también ha sido acusada de venderse, de no respetarse ni a sí misma ni al resto de mujeres y de estar gorda.
Pero antes de sacar conclusiones, analicemos el tema con más calma. ¿Antena 3 está aprovechando una fórmula que le ha dado éxito? Sí. ¿Es irrespetuoso con las mujeres? También. Pero hay algo que tenemos que tener claro: Antena 3 no es la primera empresa que ha hecho cualquier cosa para conseguir vencer a unos competidores que están ofreciendo el mismo producto. El exigir que una empresa tenga respeto hacia las mujeres está bien, pero ¿podemos hacerlo mientras vemos el programa que ofrecen? El funcionamiento de las televisiones es muy sencillo, pues repiten las fórmulas que funcionan y cancelan las que no. Si realmente quieres que ese trato hacia las mujeres pare, simplemente no lo veas. No creo que todas las personas que lo vieron fuese porque prefiriesen a Pedroche y Chicote. Y sinceramente, seguro que más de una y dos personas lo vieron solo para poder criticar.
Dejemos de esperar que las televisiones emitan contenidos culturales que se alejen del morbo con el objetivo de “educar” a la ciudadanía y seamos nosotros, los ciudadanos, los que eduquemos a las televisiones con la simple acción de cambiar de canal si algo no nos gusta. Y dejemos de darle fama, aunque sea mala, con nuestros comentarios.
Con respecto a Cristina Pedroche, me gustaría hablar sobre las críticas a su aspecto, pues más de una vez ha sido objeto de burla por estar gorda. ¿De verdad Cristina Pedroche está gorda? A mi parecer este tipo de críticas hacen mucho más daño que su mayor o menor exposición corporal. Y es que Cristina tendrá muchas seguidoras que verán que a su ídolo la llaman gorda, ¡¡sin estarlo!! ¿Cómo se sentirán ellas? (Y lo más importante de todo: ¿y qué si Cristina Pedroche está gorda? ¿Por qué no se juzga a Alberto Chicote por sus medidas? ¿Porque es un hombre?)
Y dos semanas después, ¿quién se acuerda?
Todo el revuelo, todas las críticas, absolutamente todo el ruido que se generó alrededor del vestido, ha desaparecido. Vivimos en una época en la que las noticias quedan obsoletas prácticamente en el mismo día en que se producen. Y a día de hoy nadie (o casi nadie), piensa en dejar de ver Antena 3 porque no les gustase el vestido de Pedroche. Por ello, el resultado final para la cadena de televisión es una buena audiencia, mejor que muchos años atrás, ¿qué más podrían pedir?
Y lo cierto es que el vestido ha dejado de ser noticia, porque en realidad, no hay noticia. Un vestido no debería ser noticia en 2017, pero la realidad es que sí lo ha sido. Hay ciertos temas que se deben normalizar ya, y si Cristina Pedroche quiere vestir así, que lo haga. Realmente, esto no debería ser noticia. Muchos podríais decir que viste así porque la obligan, pero Cristina ha afirmado en varias ocasiones que ella forma parte del equipo de decisión y que está orgullosa del vestido que llevó, por lo que tal obligación no existe.
Simplifiquemos: un vestido no debe ser noticia porque una mujer puede vestir lo que quiera, sin que nadie tenga por qué opinar o creerse con la superioridad moral de poder juzgar su aspecto.
(Y no, yo no vi las Campanadas de Antena 3, vi las de La 1, echando de menos a Ramón y a su capa.)
Pilar Benítez, mujer todoterreno
Traductora jurada y amante del poder de la palabra
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