El arte del autocuidado, en verano más que nunca

¿Por qué nos cuesta tanto cuidarnos? Después de los meses vividos, el estrés de nuestra vida diaria, la crisis de la COVID-19, las preocupaciones personales y profesionales…. ¿No es un buen momento para parar y pensar un poco en nosotras mismas? El arte del autocuidado es un gran desconocido y una gran necesidad. Deja de ponerte excusas y piensa en cómo quererte y cuidarte un poco más a ti misma. ¡Este verano, más que nunca!

Se puede decir más alto, pero no más claro: nos pasamos la vida intentando contentar a los demás. Las mujeres somos madres, trabajadoras, cuidadoras, educadoras, economistas, emprendedoras, amantes… sea como sea, nuestro tiempo se diluye hacia las necesidades de los demás. ¿Cuándo un poco de tiempo para nosotras mismas?

El llamado autocuidado es la única forma de ser y estar en el mundo como queremos y hacerlo de la única forma que merece la pena: queriéndonos a nosotras mismas.

Nuestra vida, nuestro tiempo

Cuando nos dedicamos al autocuidado conseguimos alcanzar la salud física, mental y espiritual necesaria para que nuestra vida merezca la pena.

Esa frase de “no puedes querer a nadie realmente si no te quieres primero a ti mismo” debemos creerla como un mantra.

Tendemos a darnos a los demás, a estar pendientes de las necesidades de todos y olvidamos lo que queremos nosotras sin dedicar tiempo a nuestras necesidades. Sin embargo, lo cierto es que si no priorizamos lo que somos y lo que necesitamos a nivel individual difícilmente podemos hacer algo bueno por los demás. Nuestro cuerpo y nuestro carácter se resienten y sentiremos que no estamos donde estamos, ni hacemos lo que queremos.

No eres más egoísta por dedicar tiempo para ti. El tiempo es vida y tu vida es solo tuya. ¿Cómo no aprovecharla?

“La fatiga de compasión”

Un término interesante en el mundo de la falta de los cuidados propios es la conocida como “fatiga de compasión”. Cuando dedicamos todo nuestro tiempo a las necesidades de los demás, nuestro estado de ánimo se ve afectado.

Podemos desarrollar incluso cierta apatía y mal humor fruto del estrés que supone priorizar siempre a los demás por encima de uno mismo, sentir que no sabemos quiénes somos o lo que queremos, estar faltas de identidad.

El autocuidado no es algo a descuidar.

Cómo empezar a autocuidarse

La pregunta clave es: ¿qué es lo que más importa en tu vida? Seguramente te sorprendas haciendo una lista de no más de dos o tres ítems: la salud, tu familia, sentirte bien… Y párate a analizar: ¿cuántas horas del día estás dedicando a lo que es más importante para ti?

También es bueno que hagas el ejercicio inverso: ¿qué tiempo estoy dedicando en mi día a día a cosas y personas que no me gustan?

Cuando nos cargamos de preocupaciones, de hábitos que no nos aportan, de personas tóxicas… también estamos restándonos energía que podríamos dedicar a lo que realmente queremos.

De modo que…

  • Pon límites a aquello o aquellos que no te gustan
  • Revisa en qué inviertes tu tiempo día a día
  • Date permiso para decir “no”
  • Comprométete contigo misma

Tu lista de autocuidados

Es hora de ponerse manos a la obra: elabora una lista con las cosas que te importan y te hacen feliz:

  • ¿Qué cosas te dan alegrías sencillas? Puede ser un café, escuchar una canción en silencio, darte un buen baño, leer tu libro preferido… los pequeños detalles son claves en la felicidad.
  • Cuando estás agotada, ¿qué haces para relajarte? Todas necesitamos un momento para desconectar, dejar de pensar, descansar el cuerpo y estar con nosotras mismas.
  • ¿Qué tipo de actividades te llenan, te inspiran, y te dan energía? Quizás de guste escribir, cantar, hablar con una buena amiga, hacer deporte….

Si has llegado hasta aquí, solo te queda agendar esos momentos de autocuidados. Puede ser el tiempo que consideres: cinco minutos, quince o una hora…  lo importante es que al menos hagas un hueco al día que sea para ti.

Y por último, no lo tomes a la ligera, comprométete con la decisión que has tomado: ¡tú eres lo primero!

 

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