A veces la historia no es justa. El paso del tiempo eleva unos nombres hasta la gloria, (o al menos hasta el recuerdo), mientras que otros quedan totalmente relegados al olvido. El 4 de febrero de 1868 nació Constance Georgine Gore-Booth. Quizá por su nombre no sepas quién es, pero la vida de la conocida como “Condesa Roja” es realmente increíble.
¿Quién fue Constance Gore-Booth?
Pese a que Constance nació en el invierno londinense, siendo aún un bebé se mudó a Irlanda. Este hecho fue básico en su vida futura, puesto que Constance terminaría participando en múltiples acciones independentistas a favor de Irlanda. Y es que puede que Constance naciese en una familia acomodada de la aristocracia local, pero su padre Henry Gore-Booth le inculcó una serie de valores sociales que nunca perdió.
Desde pequeña, Constance destacó por sus diversas y extrañas aficiones para una niña de su época. Era una gran amazona y tiradora de arco, y disfrutaba visitando y apoyando los refugios de campesinos.
La artista revolucionaria
Con 25 años la joven Constance sigue rompiendo barreras y decide mudarse a Londres para estudiar Bellas Artes, una de sus grandes pasiones. Tanto en la Slade School of Art de Londres como en la parisina Academia Julian, Constance destacó por su dedicación al estudio y su facilidad de aprendizaje, pero también por cuestiones personales. Al fin y al cabo, no era común ver a una mujer que vivía sola y se desplazaba a la Academia en bicicleta mientras fumaba, ¿verdad?
Esta época le valió a Constance para conocer al que sería su marido, el polaco Casimiro Markievicz, pero también para empezar su lucha social al unirse a la National Union of Women´s Suffrage Societies. La joven empezó apoyando el derecho de las mujeres británicas a votar, pero este no fue más que el punto de inicio de algo mucho más grande.
La artista revolucionaria
Con 25 años la joven Constance sigue rompiendo barreras y decide mudarse a Londres para estudiar Bellas Artes, una de sus grandes pasiones. Tanto en la Slade School of Art de Londres como en la parisina Academia Julian, Constance destacó por su dedicación al estudio y su facilidad de aprendizaje, pero también por cuestiones personales. Al fin y al cabo, no era común ver a una mujer que vivía sola y se desplazaba a la Academia en bicicleta mientras fumaba, ¿verdad?
Esta época le valió a Constance para conocer al que sería su marido, el polaco Casimiro Markievicz, pero también para empezar su lucha social al unirse a la National Union of Women´s Suffrage Societies. La joven empezó apoyando el derecho de las mujeres británicas a votar, pero este no fue más que el punto de inicio de algo mucho más grande.
La primera mujer subcomandante
En 1913 las tensiones sociales fueron en aumento, produciéndose una huelga general en la que Constance participó como una de las principales dirigentes del Ejército Ciudadano Irlandés. Esta experiencia le sirvió para que, solo tres años después, fuese subcomandante del ejército en el Alzamiento de Pascua. Constance empezó atendiendo a los heridos y terminó convirtiéndose en la primera mujer oficial del ejército, liderando y combatiendo junto a una brigada de mujeres.
El resultado de este alzamiento fue todo un fracaso que terminó con el encarcelamiento y ejecución de los líderes revolucionarios. Constance vio como todos sus compañeros iban siendo condenados a muerte uno tras otro. Por el contrario, ella no corrió la misma suerte, ya que las mujeres no podían ser ejecutadas. Constance fue condenada a cadena perpetua.
Una amnistía general terminó provocando que Constance fuese liberada y saliese a una Irlanda en la que era considerada toda una heroína. Pero la fama no era lo que Constance buscaba y en sus últimos años siguió protestando y siendo encarcelada por ello. Cabe destacar que en esta época llegó a ocupar el puesto de Ministra de Justicia, sin duda una ironía para alguien que pocos años antes estuvo encarcelada.
El 15 de julio de 1927, un cáncer terminó llevándose a la Condesa Roja.
Muchas veces tu infancia marca todo lo que eres en el futuro. Quizá si su padre no le hubiese inculcado esos valores a Constance, ella hubiese tenido una vida más clásica. Pero quizá no. La historia ha relegado la vida de la Condesa Roja a un olvido inmerecido. Constance fue toda una luchadora, una revolucionaria que merece su hueco en nuestro recuerdo.
Pilar Benítez, mujer todoterreno
Traductora jurada y amante del poder de la palabra
Temas: